Me atrevería a afirmar que no existe una persona en este mundo que conozca un frailejón y no se enamore de él. Estos gigantes se encargan de fabricar el agua que tú y yo consumimos, pero paradójicamente se han visto afectados en parte por las actividades de ganadería, pastoreo y turismo irresponsable.

El Páramo de Ocetá es uno de los destinos turísticos más populares en Boyacá, por allí han transitado un gran número de viajeros. Bajo la bandera de preservación del ecosistema y como símbolo de resiliencia ante las consecuencias desencadenadas por el Covid 19, nace el emprendimiento familiar “Adopta un Frailejón” en el municipio de Monguí, Boyacá. Ángela una de sus fundadoras me explica “El Páramo es un ecosistema muy frágil, es por ello que queremos incluir una actividad adicional dentro del senderismo; queremos  retribuir las bondades que el páramo brinda a locales y visitantes. Esta es una apuesta ambiental con el fin de contribuir a nuestro páramo de Ocetá y a la  preservación de la especie de Frailejón”.

Enfocados en sacar ese sueño adelante, Ángela y su familia iniciaron con el proceso de experimentación a través de la recolección de semillas de Frailejón Amarillo. Pero como todo gran sueño no fue fácil, pasaron por momentos de frustración, test de prueba y error, para finalmente lograr construir su vivero de alta montaña, contemplando así la germinación de las semillas de sus amados frailejones.